martes, 16 de septiembre de 2014

Fibromialgia, el sistema protector inconsciente



La fibromialgia es un trastorno caracterizado por dolor generalizado en músculos, huesos y articulaciones sin alteraciones físicas que lo justifiquen. Actualmente su etiología se considera desconocida aunque se relaciona con factores estresantes como accidentes, enfermedades, lesiones o traumas de tipo emocional.
Según la Sociedad Española de Reumatología (SER) la Fibromialgia afecta en España a un 2,4% de la población mayor de 20 años y principalmente a mujeres, por cada hombre diagnosticado hay 20 mujeres.


En cuanto al tratamiento hay muchas alternativas (fármacos, ejercicio físico, educación sobre el dolor, terapia psicológica, acupuntura, terapias nutricionales, homeopatía…) pero ninguna tiene acreditada su efectividad. Éste escaso éxito en el tratamiento y su etiología desconocida dan lugar a una gran variedad de teorías etiológicas y tratamientos que en muchas ocasiones se apartan excesivamente del conocimiento científico actual sobre el dolor y sus mecanismos.

Hoy día en la comunidad científica se considera un hecho probado que el responsable último del dolor es el cerebro, todo dolor depende de una evaluación del cerebro, haya o no haya tejido dañado.
Aunque haya problemas en una articulación, músculo, ligamento… no habrá dolor a menos que el cerebro evalúe que es peligroso; de la misma manera aunque no existan problemas en articulaciones, músculos, ligamentos… puede haber dolor si el cerebro lo evalúa como peligroso (Butler y Moseley, 2010).

El sistema del dolor es controlado por el cerebro, por su parte inconsciente concretamente, porque la evolución no dejó bajo el control voluntario ninguno de los sistemas importantes para la supervivencia. Y aunque resulte paradójico es la forma que tiene nuestro cerebro de protegernos, nos avisa de que algo va mal en base a la evaluación que hace de la información que le llega. Porque el cerebro no está en contacto directo con la realidad, construye todas sus percepciones en base a las señales nerviosas que le llegan de los diferentes sentidos.

El dolor es una percepción más del cerebro, como por ejemplo lo es la vista. A nuestro cerebro no llegan los colores que vemos, lo que llegan son señales nerviosas de los fotorreceptores con las diferentes longitudes de onda que el cerebro se encarga de interpretar dando lugar a los colores. Y lo hace sin que podamos intervenir, no tenemos ningún control en esa interpretación que hace de las longitudes de onda.

De la misma manera no tenemos ningún control sobre la interpretación que le lleva a mandar dolor, no podemos controlar el dolor, es un mecanismo inconsciente, solo sabemos que es la consecuencia de la interpretación de la información que le llega.

Se estima que el cerebro inconsciente es capaz de procesar unos 11.000.000 bits/seg., de los cuales como mucho 40 pueden ser de modo consciente (Wilson, 2002). Tiene una gran capacidad para procesar información y está principalmente diseñado para ayudarnos a reproducirnos y a sobrevivir (Nelissen, 2013). Está constantemente recogiendo todo tipo de información de tejidos, huesos, músculos, articulaciones, sentidos e incluso de pensamientos, porque un pensamiento puede desencadenar la misma consecuencia electroquímica que una información de tejido dañado (Butler y Moseley, 2010). El cerebro procesa toda la información que tiene a su alcance, hace una valoración y toma una decisión: acelerar frecuencia de latidos del corazón, transpirar para regular la temperatura corporal, mandar dolor…

¿En que información se puede estar basando el cerebro del fibromiálgico para valorar peligro y mandar dolor si no hay daños físicos?
La trayectoria vital de los pacientes con Fibromialgia siempre es complicada, han vivido situaciones traumáticas y tienen importantes déficits de afrontamiento que conllevan miedos, ansiedad, baja autoestima...
No es fácil objetivar que es una trayectoria vital complicada, pero una forma de hacerlo y demostrar que la Fibromialgia se relaciona con estos síntomas es revisando los estudios que relacionan personalidad y Fibromialgia. La puntuación alta en la escala de neuroticismo es una constante en este tipo de estudios, está ampliamente contrastado (Ayats, martín y Soler, 2006).

¿Qué es exactamente puntuar alto en la escala de neuroticismo? El neuroticismo es un término acuñado por Eysenck que se compone de siete factores: ansiedad, depresión, sentimiento de culpa, baja autoestima, tensión, irracionalidad, timidez, tristeza y emotividad.

A tenor de este rasgo el cerebro del paciente fibromiálgico está constantemente recibiendo información de peligro, una persona que puntúa alto en neuroticismo siente que el mundo le sobrepasa, vive numerosos acontecimientos ansiosamente, tiene muchos miedos e inseguridades y una capacidad de afrontamiento limitada. A lo largo de la vida van acumulando malas experiencias que pueden llevar al cerebro a interpretar que está en peligro. A menudo una experiencia traumática como un accidente, un parto o un trauma emocional es el desencadenante de la evaluación de peligro por parte del cerebro. Se recuperarán las lesiones pero los dolores no cesarán, el cerebro se ha puesto en guardia y mandar dolor es la manera que tiene de alertarnos de lo que ha evaluado como peligroso.
En nuestra realidad consciente no consideramos la angustia o los miedos un peligro que ponga en riesgo nuestra vida, pero nuestro cerebro no está en contacto directo con la realidad, hace una interpretación de la información que le llega.

El problema es que los mecanismos creados por la evolución (como el sistema del dolor) nunca son perfectos, son intrínsecamente ciegos (Stamos, 2008). La biología evolutiva con su hipótesis del subproducto ayuda a entender estas respuestas maladaptativas:

“Una acción que reduce la aptitud es un subproducto de algún mecanismo próximo generalmente adaptativo” (Alcock, 2012, p.218-9).

El dolor fibromiálgico es un subproducto del sistema adaptativo del dolor que reduce la aptitud. El sistema del dolor es extremadamente adaptativo porque nuestras posibilidades de morir aumentarían enormemente si no sintiéramos dolor. El problema en la fibromialgia es que está haciendo una evaluación de peligro cuando no hay un peligro explícito para nuestra vida. Pero el cerebro fibromiálgico no está funcionando mal, funciona perfectamente pero a partir de una evaluación maladaptativa que le lleva a ponerse en guardia y a mandar dolor a discreción para alertar. Los teóricos 18 puntos gatillos necesarios para diagnosticar la Fibromialgia son difíciles de verificar en la clínica porque los pacientes refieren dolores en los sitios más insospechados. La investigación neurofisiológica lo corrobora ya que, aunque se dan patrones de activación ante el dolor en el cerebro, las partes que se activan de sujeto a sujeto e incluso en el mismo sujeto varían (Butler y Moseley, 2010).

El cerebro no se está basando en información de tejidos, se está basando en esas emociones negativas que emanan de la incapacidad de adaptarse al ambiente tales como la angustia y que son el sustrato de la evaluación de peligro y de la respuesta de dolor, es una evaluación basada en información “emocional”, no física. No hay daños allá donde duele, ahí solo está la alarma.

A la mayoría de personas que padecen Fibromialgia o dolor crónico los analgésicos no les hacen efecto o les hace menos efecto que a pacientes con otro tipo de dolor (Moore, Straube, Wiffen, Derry, McQuay, 2009). Examinando el mecanismo de acción de los analgésicos vemos que actúan en las vías que llevan la información de peligro al cerebro inhibiendo algunas sustancias que sensibilizan las neuronas haciendo así que no llegue la señal al cerebro o que llegue atenuada. Consecuentemente el cerebro interpreta que ya no hay peligro y deja de mandar dolor o manda menos.

Pero en el caso de la Fibromialgia el cerebro se está basando en información “emocional” (miedo, ansiedad…) que le lleva a considerar que la persona está en peligro, no hay daños en la zona doliente, el cerebro está mandando dolor a discreción con la intención de alertarnos. Los analgésicos tienen un efecto muy limitado en la fibromialgia porque aunque actúen sobre las vías nerviosas, la “vía emocional” por la que llega la información de peligro (miedos, angustia…) sigue activa.

En los llamados síndromes de sensibilización central, término acuñado por Yunus (1994) que engloba también la Fibromialgia entre otros, se aprecian cambios a nivel molecular, químico y funcional en el sistema nervioso central que amplifican y generalizan el dolor entrando en un círculo en el que no dejan de mandar dolor, cierto. Pero el que está verdaderamente sensibilizado es el cerebro que sigue recibiendo señales de peligro. La sensibilización central es la consecuencia de la previa sensibilización de un cerebro que está en guardia, el dolor no empieza en los mecanismos fisiológicos, empieza en una evaluación de peligro por parte del cerebro.

Por otra parte, desde una perspectiva evolutiva tiene un sentido la marcada prevalencia de mujeres diagnosticadas de Fibromialgia en oposición a hombres. Hemos evolucionado a lo largo de miles de años viviendo en grupos pequeños como cazadores recolectores. Los hombres iban a cazar, luchaban contra otras tribus y entre ellos por el favor de las hembras o por el liderazgo del grupo, actividades altamente estresantes. Mientras la mujer se encargaba de cuidar de los niños pequeños, coser pieles, recolectar, cuidar el fuego… tareas mucho menos estresantes.

Evolutivamente el cerebro masculino está más acostumbrado al estrés que el femenino. Si tenemos en cuenta el tiempo evolutivo hace muy poco que la mujer ha tomado un papel más activo, y como biología es estadística (Stamos, 2008), es más probable que el cerebro femenino haga evaluaciones de peligro que pueden conllevar dolor para, bajo su óptica, tratar de proteger.

Utilizando la Inferencia a la mejor causa explicativa (Harman, 1965), podemos recapitular las evidencias entorno a la fibromialgia:


1. El control del dolor reside el 100% de las veces en el cerebro (Butler y Moseley, 2010).

2. Los test de personalidad de los pacientes fibromiálgicos puntúan alto en las escalas de neuroticismo (Ayats, martín y Soler, 2006).

3. Un simple pensamiento puede desencadenar respuestas similares a la información de tejidos dañados porque el cerebro procesa de manera similar la información física y la emocional (Butler y Moseley, 2010).

4. El dolor es una respuesta adaptativa cuyo objetivo es protegernos (Butler y Moseley, 2010).

5. Nuestro cerebro está programado para ayudarnos a sobrevivir (Nelissen, 2013).

Con estos datos la Inferencia a la mejor causa explicativa es que la Fibromialgia es la consecuencia de una evaluación de peligro por parte del cerebro en respuesta a la información amenazante que le llega a causa de los déficits de afrontamiento de los pacientes, información emocional, no física. La solución pasa por superar esos miedos y limitaciones.

Pauta sencilla pero realmente difícil de llevar a cabo, porque es muy difícil cambiar esos rasgos, más cuando el paciente no cree que tenga nada que ver con sus dolores. Está sufriendo y busca desesperadamente el profesional que le libere de su pena, no se imagina que la orden de dolor viene de su propio cerebro y mucho menos que la solución está en él mismo, la mera insinuación de que tenga que ver con algo psicológico es tomada como ofensa.
Han sufrido mucho la incomprensión de su dolor, y en su esquema la afirmación de que el problema es psicológico es igual a decir que no tienen nada serio o que sus dolores son imaginarios. Hemos de arropar y entender a estos pacientes y tratar de explicarles que todos los dolores son psicológicos.


Pero psicológico no quiere decir imaginario, quiere decir inconsciente y sin control voluntario. La única manera de controlarlo es aprender a manejarse en la vida para que la información emocional que llega al cerebro no le lleve a evaluar peligro para su integridad.




Bibliografía:


Alcock, J. (2001). The Triumph of Sociobiology. Oxford University Press

Ayats, Mireia; Martín, María José; Soler, Pere Antón. Fibromialgia y estilo de funcionamiento. Psiquiatr Biol, 2006, vol. 13, no 6, p. 193-197.

Bergado, J. A. (2012). El Homo sapiens, la fe y el efecto placebo. Revista Cubana de Salud Pública, 38, 679-685.

Butler, D., Moseley, L. (2010). Explicando el dolor. Noigroup Publicantions.

Enciclopedia SER Fibromialgia (s.f.). Consultado el agosto 26, 2014 de http:// http://www.ser.es/wiki/index.php/Fibromialgia

Goldstein, B. (1993). Sensación y percepción. Madrid: Debate.

Harman, G. H. (1965). The inference to the best explanation. The Philosophical Review, 88-95.

Hassin, Ran R., Uleman, James S., Bargh, John A. (2006). The new unconscious. Oxford University Press

Moore, R. A., Straube, S., & Derry, S. (2009). Pregabalina para el dolor agudo y crónico en adultos.

Nelissen, M. (2013). Darwin en el supermercado. Editorial Planeta

Pervin, A. (1998). La ciencia de la personalidad. McGraw Hill

Ramírez Maestre, C., Esteve Zarazaga, R., & López Martínez, A. E. (2001). Neuroticismo, afrontamiento y dolor crónico.

Stamos, D. (2008). Evolución: Los grandes temas: sexo, raza, feminismo, religión y otras cuestiones. Biblioteca Buridán

Wall, D., Melzack, R., McMahon, S,. Koltzenburg, M. (2006). Tratado del dolor. Elsevier España

Wilson, Timothy. (2002). Strangers to Ourselves. Cambridge: The Belknap Press of
Harvard University Press.

Yunus, M. B. (2007). Role of central sensitization in symptoms beyond muscle pain, and the evaluation of a patient with widespread pain. Best Practice & Research Clinical Rheumatology, 21(3), 481-497.

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