Con frecuencia las pacientes fibromiálgicas sienten ansiedad, irritación, tensión muscular... y es que sobrellevar los dolores no es nada fácil.
El remedio habitual es tratar de relajarse, pero esto no siempre da resultado.
Es curioso pero nuestro organismo con frecuencia funciona de manera paradójica. Por ejemplo, cuanto más deseamos dormirnos, más nos cuesta conciliar el sueño. Como un niño, cuanto más le dices menos caso te hace.
Te animo a que pruebes una forma sencilla y diferente de afrontar esos malestares que da muy buenos resultados:
Coge un despertador y ponlo para que suene media hora más tarde. En una habitación en la que nadie te moleste siéntate plácidamente y trata de evocar tus peores miedos. El objetivo es que trates de sentirte mal a propósito.
Genérate ansiedad y exagera tus miedos y preocupaciones tratando de aumentar tus dolores.
Pasada la media hora, lávate la cara y sigue con tus cosas.
Puede parecer ilógico y contraintuitivo pero da muy buenos resultados. La lógica reside en no luchar contra lo que no podemos controlar. Si hoy nuestro organismo ha decido que duele, va a doler. Pero si le das la razón, en vez de contestarle, se relaja.
Lo semejante cura lo semejante.
Referencia:
Giorgio Nardone, Más allá del miedo. Paidos Iberica (2003).
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